¡Iepale! ¡Han puesto la canción de Izaro y Gatibu! ¡Entran ganas de bailar, de disfrutar! ¡Vámonos! Parece que una voz interior también quiere cantar y me dice: “Iepale… quieta…”. Camino del centro de la pista, del gaztegune, de la plaza aparecen todos los prejuicios… “¿Van a pensar que mi baile es para provocar? Si viene alguien que no me mola a hablar conmigo, ¿cómo le digo que se vaya?”. Y cuando vienen estos pensamientos, a veces la persona se puede paralizar, como si los posibles comentarios, esos dimes y diretes la hubiesen paralizado… O también tenemos la posibilidad de no hacer ni caso a esos comentarios, o por lo menos, no dejar que esos comentarios me quiten las ganas de bailar. Así que avanzo hacia la pista de baile mientras tarareo “Aske maite, aske bizi”.
Avanzar y salir a bailar, a la fiesta. Ligar no es mi objetivo, pero si sucede, pues perfecto. Y mientras estoy en mitad de la pista, aquí van algunas cosillas a tener en cuenta si quieres hablar conmigo:
Te has quedado con la intriga, lo sabemos… Pásate a la versión en euskera (haz clic aquí) para leer el post completo y… ¡Disfruta del y con el ligoteo sano!