«Hazme un sandwich»

Texto escrito por una gamer

Quien nunca ha sufrido o presenciado un acto de discriminación mientras jugaba, es porque no lo ha hecho online y con personas desconocidas. El mundo de los videojuegos online es una ciudad, un universo sin ley.

Especialmente en los juegos competitivos de equipo, como CS:GO, Overwatch, Valorant o League of Legends por mencionar algunos; la toxicidad que llegan a alcanzar algunos usuarios roza lo inimaginable. Usar el chat de voz siendo mujer parece ser una provocación: “Vuelve a la cocina”, “Hazme un sandwich”, “¿Tienes novio?” o directamente “Puta”, “Cállate, guarra”, todo tipo de insinuaciones sexuales… Dolorosamente, son vejaciones que no sorprenden a nadie.

En mi última experiencia en uno de estos juegos, ni siquiera tuve que hablar. Jugaba con un amigo, en equipo con otras tres personas. Todo iba bien hasta que uno de ellos se fijó en mi nombre de usuario: “Sé que eres una mujer”, estaba sentenciada. Empezaron por comentarios machistas, pero una tiene ya la piel gruesa ante estos comentarios. Intenté ser asertiva y hacer oídos sordos “chicos, vamos a jugar”. No estaban por la labor, así que pasé a la siguiente fase: silenciar usuarios. 

Aún podía ver a sus personajes entrar en mi campo de visión y gesticular, pero realmente me alarmé cuando mi amigo explotó contra ellos. Jamás le había visto enfadado, no quiero saber hasta dónde escalaron sus comentarios mientras yo no escuchaba. ¿La respuesta de estos tres individuos? “SIMP”. 

Simp es el meme de moda, un insulto para definir a quien intenta ganar favores sexuales a cambio de caballerosidad. Es una excusa para desacreditar a cualquier hombre que se atreva a defender a una mujer online.

Este tipo de juegos, te penalizan si abandonas a tu equipo antes de acabar la partida, lo cual puede ser un condicionante en estos casos. Le pedí a mi amigo que les silenciase también y siguiéramos jugando. Por supuesto, esto no podía acabar aquí. Cuando se dieron cuenta de que ya no les escuchábamos, optaron por el “body-block”, colocando sus personajes a mi alrededor en cada ronda para que no me pudiese mover. Decidieron que, simplemente, yo no podía jugar. Evidentemente perdimos la partida, pero eso fue lo de menos. También perdimos las ganas de jugar, así que supongo que ellos ganaron.

Al igual que en redes sociales, este tipo de personas se escudan en el anonimato y la fugacidad del momento, en que son memes y que “sólo están troleando”. No es excusa.

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Además siempre encontrarás gente que defienda estas actitudes: “Con los hombres también se meten”, les llaman mancos, malos, les dicen que no saben jugar o que “se compren unas manos”. Si no ves la diferencia, eres parte del problema

Y por supuesto, hay incluso quien culpa a la víctima “¿Pero como se te ocurre hablar en abierto? ¡Si sabes lo que va a pasar!”, “Deberías cambiarte el avatar y el nick porque se nota que eres una chica”. Así no nos están protegiendo, nos están invisibilizando.

Esta es sólo una de mis experiencias como mujer, pero he presenciado de todo. Contra las mujeres, las personas transexuales, homosexuales, con dificultades en el habla e incluso contra los niños y niñas. La discriminación y el machismo está a la orden del día en muchas de estas comunidades. 

Puedes defenderte. Tus aliados son el botón de silenciar y el de denunciar al usuario. Si juegas en compañía, anímales a que denuncien también. Y si tienes los medios, graba las agresiones, exponlas en redes sociales, etiqueta el juego y a la compañía encargada. Son muchos, y cada vez más, los casos de usuarios baneados permanentemente por este tipo de actitudes. Pero no son los suficientes hasta que nuestro propósito se cumpla: comunidades nada tóxicas y libres de discriminación y violencia machista.

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