Zu gabe ez naiz ezer? ¿Amor = Drama?

Esos amores desgarradores, que nos cambian la vida y luego nos dejan llorando semanas en el sofá, comiendo helado de chocolate y recreándonos en nuestra tristeza. O esa idea de que en cuanto más fuerte la pelea, más intensa la reconciliación. ¿No conoces a un montón de parejas que tienen crisis gordas cada dos por tres, se juran y perjuran que no van a volver y luego recaen? Fíjaos que nos ha salido usar el verbo ‘recaer’, como si fuera una adicción. ¿Será que nos enganchamos a relaciones que nos hacen daño? Pues a menudo sí. Y en buena parte, es que, en vez de estar alertas cuando nos hacemos dependientes de una persona, en nuestra sociedad se nos presenta la dependencia, el drama o la ansiedad como síntomas o incluso pruebas de amor. Cuando no sentimos ese vértigo, cuando no hay emociones fuertes sino bienestar y serenidad, a menudo incluso nos preguntamos si eso es el enamoramiento.

‘Mi novio me controla’ blogean, Ianire Estébanez ‘zu gabe ez naiz ezer’ ideia horretatik abiatuz azaltzen du gure inguruan, pelikuletan eta sare sozialetan, oraindik ere mito hori etengabe elikatzen dela: maitasuna hala dela, lehenik eta behin munduko pertsonarik zoragarriena ezagutzen duzula, berak ‘salbatzen’ zaituela, eta ondoren, gauza okertzen denean, infernuetara erortzen zarela eta munduko gizagaixo handiena bihurtzen zarela. Ideia horren aurrean zer esan behar diogu gure buruari? Lehenik eta behin laranja erdiaren mitoan ez sinistu. Pertsona hori ez da «nire bizitzako amodioa». Maitatzeko aukera asko daude bizitzan zehar. Maite dut, bai, baina bera joaten bada, ez da mundua bukatzen, bera gabe ni ni neu izaten jarraitzen dudalako.

Estébanez-ek esaten du hau ez dela soilik nesken kontua, mutilek ere eredu erromantiko hori jarraitzen dutela. Pentsa ‘Cómo conocí a vuestra madre’-ko protagonista, Ted: telesail osoan zehar bere bizitzako helburua bere bizitzako emakumea ezagutzea da. Hala ere, Ianireren ustez nesken kasuan bakardadeari beldurra izatea bereziki elikatzen da. Askotan pertsona horrek baino, maiteminduta egoteak engantxatzen gaitu. Badirudi emozio hori sentitu gabe hutsik sentituko garela. Eta askotan ere pertsona horrekin bukatzeak eragiten digun beldur nagusia bakardadea da: bai momentukoa (oso bakarrik sentitu naiz) zein etorkizunari begira (eta ez badut beste amodiorik aurkitzen eta betiko bakarrik geratzen naiz?). Polita da bikoteak izatea eta maitemintzea, baina hori ez da zoriontsu izateko bide bakarra. Maitasun mota asko daude: gure lagunekin, familiarekin, zaletasunekin etab. sentitzen duguna. Gure bizitzako arlo desberdinak sendo mantentzen baditugu, maitasun erromantikoa ez da izango gure bizitzari zentzua ematen diona.

‘Lo que tú quieras oír’ laburmetraia gomendatzen dizuegu, drama eredu hori agertzen delako, emakumeak asteak pasatzen ditu blokeatua, baina azkenik pelikularen amaiera aldatzeko gai da. Zergatik ez zara zu ere zure pelikularen amaiera bukatzen saiatzen?

Hona hemen ‘Mi novio me controla’ blogeko post horren laburpen bat. A ze adibide ona Titanic pelikula:

¿Te quiero más que a mi vida? Las pelis de final feliz que nos hemos «tragao»

Minoviomecontrola.com / Lee el post entero

(…) Ay, el amor. El amor, lo puede todo, el amor mueve montañas, nos han dicho siempre.

El amor, da igual cómo, aparecerá algún día en tu vida y lo resolverá todo… o al menos lo recordarás eternamente, como la protagonista de Titanic, por ejemplo. ¿Nos hemos dado cuenta que toda la historia de la película de Titanic, romántica por antonomasia… ocurre… en una sola noche? ¡Una puñetera noche!. Vale que la escena de la mano marcada en el cristal del coche lleno de vaho, sexo y tensión, nos hizo estremecer, pero no deja de ser un rollo de una noche. Y con una sola bastaba para recordarle siempre… como su único y verdadero amor. Igual Jack era un gilipollas, pero a ella no le dio tiempo a saberlo: siempre le guardaría en lo más profundo de su corazón (aissss) (…)

En fin, que algunos guiones cinematográficos se empeñan en presentar el amor como algo irremediable, que no podemos evitar, por el que dar la vida entera.

El problema no está en ver historias ficticias tras la pantalla de ilusión y finales apoteósicos, sino en que algunas personas se empeñen en vivir una historia de «amor de cine», exponiéndose sin límites a esa idea de amor que todo lo puede y supera cualquier obstáculo, pero en la vida real, la de verdad: donde no hay protecciones, maquillajes, ni guiones escritos, a «tres metros sobre el cielo» no podrías vivir, y las balas matan. (…)

Y aunque Hollywood se empeñe en reflejar que los tíos son muy duros, a ellos… también les pasa. Muchos guardan ideales del amor y se pasan la vida buscando la pareja perfecta… sin encontrarla. (…)

Si alguien te hace daño, si tu amor te duele tanto, si sientes que te mueres… quizá te estás empeñando en vivir una historia ideal de subidones emocionales que al final te van a terminar dejando pal arrastre. Si te empeñas en soñar con un amor perfecto, y encontrar un cielo lleno de corazones, a un héroe salvador, o a una bella princesa maravillosa que nunca tenga un sólo error… Es probable que algún día te caigas de esa nube de algodones que estás creando en la imaginación y no tengas a mano un botiquín de auxilios. Y para cuando te caigas, quizá te venga bien repensarte algunas cosas sobre tu idea del amor.
aunque no quiero inventar un modelo de referencia, esta duda me anima a lanzar algunas preguntas, por si quieres encontrarle tus propias respuestas:

¿Te vas a empeñar en buscar a una persona ideal, tal y como un sueño?
¿Necesitas a alguien que llegue a tu vida para arreglarla?
¿Vas a lanzarte con ojos cerrados al dolor?
¿Necesitas tener alguien al lado, aunque sea a ratos mal, para sentirte «algo»?
¿Necesitas renunciar a todo por amor?
¿Vas a vivir tu vida centrada en otra persona?

Yo personalmente creo 
que querer a alguien no tiene por qué implicar renunciar a todo
olvidarme de mí misma, 
no valorarme si no estoy con alguien, 
pensar que mi pareja es lo primero… y yo lo último.

Que no es imposible querer a alguien y quererme a la vez

Y que lo peor que puedo hacer en mi historia es olvidarme de mí, 
la persona con la que pasaré toda la película del principio al fin, 
porque, incluso aunque tenga acompañante, 
la «prota» de mi vida, soy yo.