Respuestas ante el acoso en la calle. Hainbat esperientzia.

Egilea: Arriba las que luchan!

Ikusi izan dugu kalean zakarkeriak eta lizunkeriak entzutera ohitu gaituztela, eta askotan saiatzen garela horiei kasu ez egiten. Baina egoera horrek gugan eragina dauka; gogorarazten digu gizarte honetan badirudiela kalea ez dela neskena. Zer egin dezakegu? Aukera bat autodefentsa ikastaroetara joatea da, beste emakumeekin batera estrategiak partekatzeko. Horri buruz aurrerago hitz egingo dugu. Gainera, hurrengo postean bi proposamen ezagutuko ditugu kaleko akosatzaileei aurre egiteko.

Una iniciativa interesante es Hollaback, una red internacional contra el acoso machista callejero en el que se invita a las mujeres a que cuenten sus historias para romper el silencio. Inspiradas por ese proyecto, os compartimos algunos testimonios que hemos recibido:

‘Yo ligo yo decido’ atarian, nesken arteko elkartasunaren aldeko jarrera islatzen duen istorio bat kontatu dute. Mutil bat bi neska jarraitzen zebilen. Hauek bera despistatzea lortu zuten, baina orduan:

Al final, conseguimos despistarle y que nos adelantara sin darse cuenta, así quedamos nosotras detrás y le veíamos a él. Entonces, al verle, analizamos sus movimientos, y nos dimos cuenta de que estaba siguiendo a otra chica que subía un poco más adelante, y ella, sí que estaba sola. Por un segundo, nos metimos en la piel de esa chica. No la conocíamos, pero era una chica de 16 años, como nosotras, y nos pusimos a pensar que seguramente estuviera sintiendo miedo al ser perseguida. Así que nosotras, que no estábamos solas, decidimos acelerar el paso y juntarnos con ella. Nos acercamos, le dijimos que se viniera con nosotras, y seguimos todo el camino hasta la casa de cada una acompañadas. Pasamos un mal rato al principio, pero por suerte, no pasó nada. En ese momento no pensamos en nada más que en ayudarla.

Neska batek bere Facebook-ean ondoko mezu hau utzi zuen:

Vuelvo sola casa de noche y no hay nadie en la calle. Un chico camina hacia mi, nos cruzamos y espera a que yo ya le doy la espalda para decirme hola. Mascullo un hola seco y tiro para adelante. El tío hace un ruido como de llamarme. Le miro y empieza a caminar hacia mí. Voy hacia donde él y le pregunto qué quiere. Me pregunta cómo estoy y le contesto: «¿No te has parado a pensar que soy una mujer que va sola de noche, y que el hecho de que me hables puede hacerme sentir miedo?» se queda callado «¿Me has entendido? Igual deberías pensarlo y ni hablar a las mujeres que van solas de noche».»Vale, gracias», me contesta. Me pregunto si me esfuerzo didáctico habrá servido de algo.

Bere lagun batek komentario batetan beste esperientzia bat partekatu zuen:

Tenía veintipocos años Era cerca del mediodía y caminaba hacia el supermercado con dos amigas. Al pasar por delante de un banquito uno de los dos hombretones que estaban sentados nos dijo algo que no recuerdo, pero que evidentemente no venía a cuento. La reacción de mis amigas fue fingir no haberlo oído y seguir caminando con la sensación de «ya me están molestando otra vez. No puedo caminar y pasar desapercibida» pero yo me planté delante del banquito y con toda la serenidad que era capaz de simular le pregunté si le parecía lógico hablar a una completa desconocida así, por la calle y sin motivo. Reformulé la pregunta una o dos veces más y su respuesta siempre fue del palo: «¿qué pasa, bonita?». Aquel esfuerzo sí sirvió: a mí me dio valor para repetirlo otras veces y para reflexionar aún más.   Eran mujeres normales y corrientes que como todo ser vaginado bípedo del mundo se siente observado cada vez que pasa por delante de un grupo de hombres que hablan ruidosamente y a medida que ellas se acercan van desviando su atención descaradamente hacia su presencia hasta el punto de hacer el silencio cuando pasan por delante. Y ni hablar de los comentarios y susurros cuando los tienes a la espalda…. Todavía me cuesta que algunos tíos entiendan que eso es acoso.

Cartel de Hollaback México

Neska honek (Penélope Saray deitzen da) gure ekimena ezagutu eta gero, honako testu hau bidali digu:

En primer lugar aclaro que rechazo de entrada el temor infundado que se nos inculca a las mujeres sobre las agresiones sexuales. Creo que la propia leyenda sobre lo terrible que es para una fémina el hecho de ser víctima de alguna violencia sexual es lo que a la vez, genera que haya más agresiones de este tipo; si desapareciera el fantasma de la virtud y el victimismo que vuela sobre el sexo cuando lo practica una mujer, no se utilizaría esta violencia como arma, o al menos, no tanto como se usa.

La sensación de inseguridad la tengo cuando sé que voy a recibir una agresión machista sea la hora del día que sea y el lugar que sea: he trabajado como agente comercial y los hombres con los que trataba parecían sacados de una película de Esteso: cada comentario era una insinuación sexual y eso en mi pueblo, es una agresión. Cuando camino sola y paso por delante de una bar en cuya terraza hay unos cuantos machos ibéricos de los que pegan berridos y fuman mucho para que todo el mundo sepa que tienen testículos con pelos, temo ser agredida (y el 90% de las veces sucede). Y cuando visto con una minifalda y me cruzo con algún ser humano que presumiblemente tiene pene, temo ser agredida.

¿Qué estrategias tengo para sentirme segura? No cambiarme de acera; abrir bien las piernas cuando me siento en el espacio público; caminar moviendo los hombros y los brazos, ocupando mi sitio; saltar como una fiera cada vez que escucho un apelativo negativo hacia una mujer por el hecho de tener vida sexual… Es decir, lucho con lo que para los hombres es la normalidad y el día a día. Camino por los terrenos que muchas mujeres tienen vetados y aplico lógica a cada situación: si los capullos de la terraza me dicen cualquier gilipollez les respondo con un tono muy agresivo; si un cani se me cruza por la calle y me suelta un “estás pa follarte” el día que luzco escote, le suelto un: ¡si tú no sabes ni lo que eso eso! Y así cada jornada, porque los motivos para sentirme insegura forman parte de la vida de cualquier mujer en España en el año 2012 (sé que sucede a nivel mundial pero sólo hablo de lo que conozco) pero evito esa sensación anticipándome y con una actitud de “yo en el mundo”.

Penélope Saray Pollán Carrillo

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