Hemos hablado un montón sobre el amor romántico. También conocemos sus mitos: lo de la media naranja, el para siempre, el sólo para mi, lo de los celos, lo del control, lo de sufrir, lo de ser complementaria o complementario de otra persona… ¡Cuentos! Cuentos que nos han enseñado, y que nosotras y nosotros nos los hemos aprendido muy pero que muy bien. Hay que ver que aplicadas y aplicados somos… Y no sólo lo hemos aprendido, lo hemos aplicado en nuestras experiencias y vivencias. Pero lo mismo que las hemos aprendido, podemos… desaprenderlas…
Con esto de la amor romántico muchas veces pasa lo siguiente. A ver si os suena. Vale, hemos identificado eso del amor romántico, con todos sus cuentos… Pero ahora… ¿Qué? ¿Cómo? Y es que parece que es dificil amar si no es «hasta las trancas». «Si no siento celos, eso debe querer decir que no quiero lo suficiente» ¡Ay si tuvieramos una bocina en nuestra cabeza! Imaginaos que suena cada vez que el patriarcado hace una de las suyas. Bueno, ahora que lo pienso tanto ruido mental sería mucho, pero poco a poco iriamos dejando de oir la bocina (no porque no le hagamos caso, sino porque dejaría de sonar) y nos quitaríamos mucho lastre de encima. ¡Ups! Se me lian los pensamientos… Hablabamos de celos. En eso que dicen los demás, eso de que si no tienes celos no se quiere lo suficiente… En los pensamientos del resto. En la visión del resto. Deberiamos aprender a pasar un poco de esas visiones, pensamientos, opiniones del resto. Al menos si son en este sentido. Y sabemos que es dificil también no seguir al resto…
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