«Ponte en su lugar» #beldurbarik

(Si crees que este trabajo merece ganar el Premio Popular Beldur Barik, de 300 euros, pincha en “Votar”)

Egilea: Juan Felipe Lopera Velasco

Kategoria: 1. (12-17 urte)

Herria: Vitoria-Gasteiz

Acababan de casarse, hasta ahora eran una pareja de lo más normal, se querían mucho. Ella era una chica fuerte y trabajadora, él no trabajaba porque ella no le dejaba, ella sólo quería que él se quedara en casa limpiando, haciendo la comida y cuando tuvieran hijos, él se quedaría a cuidarlos en casa . Ella acababa de conseguir un trabajo en una importante empresa y cada día llegaba tarde y cansada pero le consolaba que él la estuviera esperando en casa con la comida hecha. Hasta que un día a él no le apetecía cocinar y ella llegó a casa muy cansada deseando que la comida estuviera hecha, pero no lo estaba.

Ella se enfadó un poco y le preguntó a él que por qué no había hecho la comida y le contestó que estaba muy cansado de cocinar y que por qué no salían a cenar como antes a bailar y disfrutar de la noche. Ella se enfadó aún más diciéndole que no para de trabajar para que tuvieran una vida y lo único que pide es que la comida esté hecha cuando ella llegue; y empezaron a discutir ella cada vez estaba más enfadada, él le estaba empezando a tenerle miedo pero seguía defendiendo su idea de que por lo menos podían salir de vez en cuando y ella seguía enfadándose hasta que no aguantó más y le pegó a él. Ella salió
corriendo, después de lo que hizo y él se quedó en el suelo tumbado llorando pensando en que quizás se lo merecía que ella sólo quería que él cocinara, nada más. Ella volvió al día siguiente con un ramo de rosas blancas, sabía que eran sus favoritas, y le pidió perdón, diciéndole que no volvería a pasar y que esta noche saldrían a cenar por ahí. El con los ojos llenos de lágrimas y con un moretón en el ojo, sonrió y aceptó su oferta.

Pasaron los días y él conoció a unos nuevos amigos con los que empezó a salir. A ella no le importaba que se divirtiera un poco ya que ella también lo hacía con sus amigas. Hasta que, un día el se estaba preparando para salir con sus amigos de fiesta, se había peinado, y se había echado colonia y se había puesto ropa con la que cualquier chica caería a sus pies; pero ella lo vio y se empezó a poner nervioso y le preguntó porque se había
arreglado tanto, a dónde iba tan arreglado y provocativo. El le respondió que sólo iba a salir con unos amigos de fiesta nada más, que sólo iba a divertirse un poco. Pero ella le ordenó que se quitase esa ropa porque era muy provocativa y él se negó .y otra vez volvieron a discutir, y el final, fue más duro que el anterior porque le había pegado más fuerte y él se había chocado con la pared. Y como la vez anterior volvió con un ramo de rosas blancas pidiéndole perdón mil veces hasta que ella le perdonó.

Pero esto no acabó ahí. Pasaban los días y volvían las discusiones, volvían los golpes cada vez más fuertes, volvían los pensamientos de que él se lo merecía, de que él se merecía que ella le pegara y volvían las rosas blancas hasta que él acabó en el hospital y decidió acabar con esa relación. Pero cuando salió del hospital ella iba todos los días a su casa pidiendo perdón con un ramo de rosas blancas en la mano y él cada día sentía más miedo, así que decidió pedir una orden de alejamiento y se la concedieron. Pero la historia no acaba aquí, cuando ella se enteró de que le habían puesto una orden de alejamiento se enfadó como nunca, y acabó en un bar borracha, del que tuvieron que echarla. Así que ella a pesar de la orden de alejamiento fue a la casa de él, con otro ramo de rosas. Como él no le abría la puerta decidió romper una ventana, él tenía mucho miedo e intentó llamar a la policía, pero ella llegó antes. Tiró el teléfono a la pared y le pegó a él tan fuerte que se cayó al suelo, rompiendo la mesita donde se encontraba antes el teléfono. El no paraba de gritar auxilio, pero cada vez que gritaba ella le pegaba una patada diciéndole yo te quería, cómo me has hecho esto, yo te quería, sin parar de golpearle hasta que las rosas blancas que se habían caído al suelo se tiñeron de rojo. Ella
arrepentida de lo que había hecho intentó suicidarse, pero la policía llegó antes y la arrestó aunque ella no paraba de gritar yo la quería!!!!

Ojala la realidad fuera sido así que él acabara muerto y no ella, aunque nadie se merece morir. Pero la realidad, en la que vivimos todos es que ella es el chico, ella es la que recibe los golpes, ella es la que recibe un millón de perdones y un millón de rosas blancas, ella es la que acaba muerta y él ,es la chica que acaba en la cárcel. Puede que sea cruel pero todos preferiríamos la historia que he contado yo, la realidad aunque repito que nadie merece morir, nadie merece acabar con unas rosas blancas teñidas de rojo. Por eso tú que has leído mi historia, tú que puedes ser un causante de la violencia de género, si no te gusta que te hagan daño ¿ por qué tú si puedes hacer daño?…

Escrito por : Juan Felipe Lopera Velasco