AMOR, PALOMITAS Y ACTITUD BELDUR BARIK

krispetak

Domingo. El sábado se ha ido (ponerle entonación de John Snow) y también con él el viernes. Y el lunes está más cerca cada vez… ¿Pero cómo se pueden pasar los fin de semanas tan rápido? El viernes todo son intenciones de lo que vamos a hacer y.. ¡Zas! De repente viene el domingo tarde, con toda su tristeza… Y como si eso no fuera suficiente, encendemos la tele y nos vemos diciéndonos a nosotras y nosotros mismas… «Voy a ver una peli de esas, romanticona». ¿Pero qué me pasa?

Parece como si me entraran ganas de ver sufrir a Tom Hanks, Julia Roberts, Hug Grant, Drew Barrymore, Ryan Reynolds, Rachel McAdams, Sandra Bullock, Ryan Gosling, Lily Collins, Renee Zellwegger… Bueno, sufrimiento, pero con ese final que todas y todos sabemos, claro. Es como si quisieramos que esas vidas que aparecen en la pantalla fuesen las nuestras… ¡Buf! Yo paso, la verdad. Paso de sufrimiento, de control, de pertenencia… A todo eso le digo que no y digo que ¡Sí a la libertad, a la alegría, a las ganas, al deseo!

Normalmente las pelis de amor tienen la misma propuesta. Chico conoce a chica (sí, así es… ¿Por qué son tan heterosexuales las pelis de amor?), al principio no tienen buena relación, o la chica no muestra interés en conocer más al chico, o son amigos… y siempre hay en el guión un motivo por el cual sufrir: que si son de diferentes clases sociales, que el chico tiene un pasado oscuro, que si los padres y las madres se oponen a la relación, o que la chica es extraterrestre, y en otros caso… ¡También puede ser bruja! Pero con esa creencia de que el amor puede con todo la peli avanza. A veces, muchas, se separan y con esa idea de «para siempre», se encuentran en ese futuro y los sentimientos florecen… Venga, dinos… ¿En cuántas pelis has visto cosas así? ¡Fijo que en un montón!

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